Ácido hialurónico: todo es cuestión de tamaño
Hoy en día no hay forma de eludir el ácido hialurónico: lo encontrará en todas partes en productos cosméticos, en forma de inyecciones y en suplementos dietéticos.
¿Cómo actúa el ácido hialurónico?
El ácido hialurónico es un componente esencial de nuestro cuerpo y es responsable de retener el agua: ¡hasta seis litros por gramo de ácido hialurónico! Esto mantiene la piel, el cabello y las articulaciones en buena forma. Al menos hasta que el cuerpo empiece a descomponerlos cada vez más a medida que avanza el proceso de envejecimiento. Lo único que ayuda es suministrar ácido hialurónico al cuerpo desde el exterior, es decir, a través de cremas, cápsulas, ampollas, etc. Pero: el ácido hialurónico no es lo mismo que el ácido hialurónico. Lo que importa es el tamaño de la molécula, es decir, si tiene un peso molecular alto o bajo.
Depende de la diferencia
El ácido hialurónico de alto peso molecular tiene una masa molecular de al menos 1500 kD, tiene un efecto a corto plazo y no puede penetrar la piel debido a su tamaño. En cambio, forma una película sobre la piel que la hidrata y mejora la elasticidad. Por otro lado, el ácido hialurónico de bajo peso molecular (50 kD y menos) se absorbe en la piel y, de este modo, puede garantizar que se almacene agua en el tejido conectivo de la piel. Esto hace que la piel esté más tersa y firme y las arrugas se pueden mejorar significativamente.
Ambas variantes son buenas para la piel y el cuerpo, por lo que se recomienda prestar atención a una mezcla de ácido hialurónico de alto y bajo peso molecular. Sin embargo, el ácido hialurónico de bajo peso molecular siempre debe constituir el componente más grande.
El ácido hialurónico tiene socios fuertes
El ácido hialurónico puede desarrollar mejor su efecto junto con otros ingredientes antienvejecimiento como la vitamina A y la vitamina C. Estos estimulan la formación de colágeno en la piel, y ésta es la base para una piel bella y, sobre todo, libre de arrugas. La vitamina E y la coenzima Q10 interceptan los radicales libres del medio ambiente y protegen así la piel del estrés oxidativo.